LA maldición del RegaLO DE Navidad (PArt 1)

Sabía que la maldición de la Rata me había caído desde el preciso momento en que por dos ocasiones cancelé ir a visitarle para entregarle su regalito.
Estuve muy ocupada en estos días, pues estas fiestas son las que más ventas registra mi negocio, así que la balanza esta vez se inclinó más hacia el lado de los polvitos, después de todo, son los que me dan el dinero para comprar los regalos.

El lunes 25 fui a casa de Dael. Ya todo se avizoraba medio raro, empezando porque llegué en buseta y al pie de la casa de la rata antes mencionada, 3 muchachos prácticamente tiraron a mis pies un silbador y que el perro de Dael me recibiera con ganas de almorzarme, y que viéramos Kill Bill y yo me quedara ruca en mitad de la película. Todo eso se fue confabulando. Yo pensaba retirarme y abrir mi regalo en casa y dejar que Dael hiciera lo mismo pero en solitario para que la emoción fuera mayor, pero ya ella no se aguantó y decidió abrir el regalito.

Yo estaba "proud". La había hecho feliz cumpliendo con su lista de peticiones. Por un momento me sentí el mismísimo Noel, el Conejo de Pascua, el Rockefeller de la Navidad, el duende debajo de la cama, en fin...todos esos manes que regalan cosas buenas. Pero todo era cuestión de minutos y el saco de sal y la maldición de Dael hicieron su efecto. (fotos en el blog de la rata).

Allí estaba mi muy imponente regalo, un dragón precioso, recién armadito al que le faltaba nada más y nada menos que la cabeza, conservaba la sonrisa, pero había perdido la cabeza...o más bien, me la vendieron sin ella, lo que se resumen en dos juguetes con piezas faltantes si tomamos en cuenta que a mi mamá le vendieron (at the same place) un juguete al que le faltaba un muñeco (regalo para mi sobrinito).

Así que fui a hacer relajo!