Don gato, castrado y feliz

Aslan me ha perdonado...se lo puede percibir por la sonrisa espontánea con la que aparece en esta foto. Ha entendido que lo he hecho por su bien. Que la castración es solo una fase por la que los gatos decentes deben pasar.

Bueno, no podrá decir que no ha disfrutado de sus atributos por mucho tiempo, además, lo que pasó se lo merecía por no escucharme.
Por un tiempo me dejó en bancarrota y en deuda con la veterinaria. Casi a diario venía con un hueco en la cabeza, un ojo chino, una mordida en la pata, pero lo de la cola ya fue el colmo, tanto que pensé en que se le caería.

"Si lo castra, evitará que siga peleando con otros gatos y además que se le orine en todos los rincones de la casa", palabras sabias de doña Vete.

Ahora Aslan es feliz, y creo que sus últimos hijos andan por allí haciendo felices a otros niños.
Sin embargo, creo que anda medio celoso. Los periquitos australianos de mi mamá, serán padres muy pronto. Nunca pensé que las gotitas de la vigorosidad que el conejo mayor les compró iban a servir...tanto que son cuatro los que vendrán. Creo que es como el viagra para pericos. Si alguien quiere el nombre del producto me avisa. Total, Hombres y animales, por ahí van...los mismos efectos tendrá.